Tetas

 "No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas. Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza". Nunca un estribillo recreó a la perfección una realidad tachada de mentira por el patriarcado. Recuerdo las angustias de mis hermanas en plena niñez y adolescencia por tener que tapar los pezones cuando únicamente eran dos puntos redondos sin formar. El absurdo top. Los hombres han mostrado siempre todo con orgullo. Se han puesto pendientes, dejado el pelo largo casi hasta la altura del culo. Pero, automáticamente, los pelos cortos o rasurados en mujeres han puesto en entredicho su sexualidad, la del varón, jamás. Sabido es que una mujer con el pelo al cero tiene que acompañarle un maquillaje de cojones, para que la feminidad no sea cuestionada. Aquí se ve la falta de libertad, la censura, y el lugar que ocupa la mujer en el mundo. Fíjense si las tetas dan miedo qué en pleno siglo veintiuno los varones siguen sintiendo la necesidad hasta la obsesión enfermiza de reafirmar su hombría pintando pollas por todas partes. Paredes, calles, aceras, edificios en ruinas, wc, señales de tráfico y lunas de escaparates. Lo mismo hacen los nazis con la cruz gamada. No somos tontos, aunque lo parezcamos o disimulemos. Cada vez que una niña y adolescente ha preguntado: "Por qué los hombres sí y yo no". La respuesta, la misma: "Porque el hombre es un hombre y ha sido así toda la vida". Las tetas y las vaginas dan miedo, sí señor, en el sentido más profundo de la cuestión, la introspección, la psicodinámica, la psicología clínica. Y hasta más de un filósofo les dará la razón. Todavía en la actualidad una mujer que se sienta en una mesa como ejecutiva, por ejemplo, y no lleve sujetador causa incomodidad, el varón se siente amenazado. Lo he vivido millones de veces. Con teta grande o pequeña, les jode profundamente. Un detalle qué quiero comentar. Hace unos días en Twitter un macho se atrevió a escribir lo deleznable y asqueroso que suponía comerle el coño a una mujer. Lo calificaba de sumisión. Ay, pillín, claro. La mujer, de rodillas, chupándotela, mientras agarras su cabeza, tiras del cabello y culeas como un demonio hasta asfixiarla. Ahí te reflejas como el rey de las bestias qué para eso te hizo un nazareno a imagen y semejanza, un Dios. La mujer libre da terror. La perra cuando deja de ser puta para tu recreación fálica es un animal salvaje que busca vivir a su aire, sin cortapisas, y no le toques los ovarios porque tiene fauces y del mordisco te vas a tomar por culo. De Eurovisión, ya conocen mi postura, política. Benidorm Fest, un timo. La vida es un timo, también. Lo importante, la cuestión. La canción de Rigoberta Bandini destapó una verdad tan grande como una catedral. Y me importa un pepino si usted es feminista o no, de derechas o de izquierdas. Si jura con la mano sobre la Biblia o se limpia el culo con ella. Hay un antes y un después, pero ya nada volverá a ser lo mismo, imposible, porque las verdades crujen. Y en este caso han crujido los pilares de la Tierra y no por Ken Follet.

Imagen: Diseño original de Tetamundo creado por Marina Salazar.


Perra.

Julio Iglesias

Ay mamá

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