8 años

"En el año 1938, Chuyia, una niña de ocho años, que acaba de enviudar, debe irse con otras viudas a la casa del gurú". En 2005, una mujer, Deepa Mehta, dirige la película El agua. El destino de Chuyia es terrible, entra en esa fortaleza, similar a un búnker, una cárcel, un convento, dónde convivirá con otras mujeres, ya ancianas, que desde los siete años, algunas, han ido envejeciendo, encerradas, apartadas del mundo, hasta la muerte. No volverá a ver a su familia. Al morir el esposo solo es media mujer, nada, algo indigno. "Nadie se casa con una viuda". Aunque el gurú selecciona algunas para la prostitución, esa utilidad sí es viable. Con días de ayuno, ni comida ni agua, para purificar. Ayunos que la niña asumirá con rebeldía y llantos. El sometimiento de la mujer es aceptado sin rechistar por el resto de mujeres en base a "Dios lo quiso así". "Las viudas desconocen el amor", Gandhi. Pero a las castas adineradas, pudientes, no les afectan dichas leyes o tradiciones. En una conversación, el gurú comenta: "Los destinos de las viudas, incinerarse con el marido el mismo día de su fallecimiento; llevar una vida casta, ausente de deseos y placeres. Y finalmente, casarse con el hermano menor del esposo".  Así de retorcida es la realidad, creada por hombres, a través de un estúpido Dios, más listo que el hambre, porque el varón sale ganando por los siglos de los siglos. Descubres, con asombro, a lo largo de la película, frases como, "reencarnaremos como hombres en nuestra próxima vida, un consuelo". Han pasado muchos años y algunas leyes derogadas, transformadas, pocas. Pero la posibilidad de ofrecer niñas de cinco años en adelante a los turistas como un servicio normal, un juguete, pasatiempo, cosa, como si fuera una silla dónde cualquiera sienta las posaderas para cagarse dos pedos, continúa. Es aplaudido, sirve de anécdota frente a los amigos o de comentario socarrón dicho en voz alta y clara por algún personaje público. El mundo poblado por monstruos en aras de la religión, la ambición, la falta de empatía, amor, solidaridad, vicios, miserias, lo que conocemos sobradamente la especie humana. Es indiscutible que los marginados de la Tierra por encima de los ancianos, siguen siendo las mujeres, sean niñas o adultas. La película termina con un mensaje: "Hay más de 34.000.000 de viudas en India según el Censo del año 2001. Muchas continúan viviendo en desamparo social, económico y cultural, como decretaron los Textos Sagrados de Manu". Dando carpetazo al tema, felicitar a Antonio Carmona, del PSOE, por ese cargo de Vicepresidente, que por cierto, se creó para él, porque antes no existía, en Iberdrola. Si recuerdan el artículo Los Politicuchos, en este blog, comprenderán muchas cosas, esta, por ejemplo. Una almorrana en el culo. Nunca simpaticé con dicho personaje. Esa ausencia de talante y vigor, tan perro pachón, un tragapanes, un vividor. Como Abascal, Casado, Sánchez y el resto. En activo o jubilados. La misma canción. Dinero llama a dinero, y el chupe llama al chupete. Ya lo dijo Serrat: "Disculpe el señor. Se nos llenó de pobres el recibidor. Y no paran de llegar. Desde la retaguardia, por tierra y por mar. No piden limosna, ni venden alfombras de lana, tampoco elefantes de ébano. Son pobres que no tienen nada de nada. Sin nada que vender o nada que perder". La pandilla de politicuchos son previsibles, carecen de imaginación. Roban, amasan, y otra vez vuelta a empezar. "Gana la derecha en las próximas generales". La bola de cristal presagia que no habrá elecciones, en ningún país del mundo. Veremos si acertamos la quiniela.  En caso de equivocarme, la derecha pierde. Ni soñando las gana. Por lo demás, tranquilo, odio tanta tranquilidad, mejor asilvestrado, con garras afiladas y colmillos generosos, por si acaso. Tanta meditación, carne de cañón. Para rey de la poltrona, el Borbón. "A usted que corre tras el éxito, ejecutivo de película, hombre agresivo y enérgico, con ambiciones políticas. A usted que sabe de números y consta en más de una nómina, que ya es todo un energúmeno con una posición sólida". No, no te empeñes, no le gustaría, no, Serrat. Cosas de cantautores, locos y poetas. Pensaba cerrar así, pero cambié de opinión. Vamos a dedicarle el chotis, de Martínez Abades, al personaje de la semana: Cipri. "Tengo un novio, cajista de imprenta, que vale más que pesa y que es muy ilustrao. Es un truhán. Por el chotis se vuelve mochales y se lo marca a izquierda, muy chulo y muy barriao. Pero, a veces, se propasa el muy ladrón y he tenido que llamarle la atención. Ay, Cipriano, Cipriano, Cipriano, no bajes más la mano. No seas exagerao". Va por tí, campeón, Antonio Carmona Sancipriano.

Imagen: V. Kush/paisajesybodegones.com


El cielo no entiende

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