Los tragapanes

 Si de esta no me odian, es un milagro. Ahí va. Ahora resulta que Antonio Banderas es criticado por poner el dedo en la llaga. Aquí se critica a todo Cristo. Bajo encuesta, el setenta y cinco por cien de universitarios en España desea ser funcionario al terminar la carrera, frente al setenta y cinco que en EE.UU decide ser emprendedor. Siempre se encuentran excusas para criticar ciertas realidades. Como el tema ocuparía miles de folios, la temática es escabrosa, verdad, vamos a centrarnos en algo fundamental, al margen de políticas económicas, sociales, territoriales, el espíritu. Ese concepto impreciso pero a la vez, definido, "espíritu". Un cortijo es un cortijo y un botijo es un botijo. España es un cortijo. Para pobres, ricos, derechas e izquierdas, con religión o sin ella, "cortijo", repito.  Usted, que odia USA, jamás saldría de su cortijo. Usted, que odia Europa, jamás saldría de su cortijo. Usted, que odia Rusia, jamás saldría de su cortijo. Usted, que odia Asia, jamás saldría de su cortijo. Usted, que odia el mundo, en general, jamás saldría de su pecera. También encontrará los motivos suficientes para acusar a Banderas de fascista, comunista, masón, Illuminati, mamandurrias de internet. Lo cierto es que usted no se fue de donde nació. Ni emprendió, ideó, una marca, distintivo, ni patentó un invento,  como el de la fregona, en 1964, por Manuel Jalón Corominas. Con el culito pegado a la silla, de "estudiar", volvió a casa de mamaíta y papaíto a seguir "estudiando", para "opositar". Sin mayor responsabilidad o contratiempo que "aprobar", vale. Frente al autónomo que, contra viento y marea, elige "estrellarse", menear el puchero, asume riesgos, emprende cosas, aventuras, retos, para bien o para mal, con dolores de cabeza, ojo. "Que si con la maletita a cuestas a Venezuela o a Cuba", le ríen el chiste a los tarados, abanderados, de Twitter, las redes. Le hacen más caso que en su propia casa, lo comprendo, así compensa la frustración. Este que escribe ha pasado lo suyo, no crean. Es verdad que acabé quemando naves, desoyendo, afortunadamente, dentro y fuera, con tal de imponerme, con acierto o error, un trotamundos con alas en la espalda. Cuántos de ustedes han dormido en portales, entre cartones, en la calle, a ver, cuántos han conocido verdaderamente la miseria, con mejor o peor suerte. Ante la "nueva normalidad", ese cambio de paradigma al frente del cual están las élites, lógico, son los amos del mundo, usted tira de rosarios, cruces, que si el Papa Francisco, que si Casado, Iglesias, Vox, Sánchez o pollas en vinagre. Los colores de cada cual, sí. Finalmente, a usted el mundo le importa un carajo. Las guerras por televisión, y Couso, en el hoyo, uno más, total. Pero es usted el que entiende de guerras, claro, desde el sofá. Usted lo que defiende son sus privilegios, los de la familia, no hay más, el culo propio, el de sus hijos, marido, esposa, en eso consiste la aventura de vivir, la experiencia vital, claro. Unos metros con paredes y tal. Que nada ni nadie altere a mi "cotarro". Lo demás ni me afecta, a cada cual, "su mierda". Tragapanes de sofá. No, la guerra ya no se gana en las calles, nunca se ganó así, me cago en Dios, en los despachos, joder. Con una firma. La verdadera guerra, no la que se escapa a tu control, nunca se ganó más que en tu cabeza, capullo de alhelí. El mismo lugar que el sexo. No se ama con el cuerpo o los genitales, se ama con el alma, imbécil. No podrás evitar "lo que venga", ni tú ni nadie. Porque este rollo va de otra cosa, mariposa. Porque la esencia de todo por lo cual usted vino a la vida, el meollo de la cuestión, consiste en amueblar individualmente, sin ayuda ni consejos de terceros, el apartamento donde habitará por el resto de su vida, la cabeza. Adórnela con lacitos, gomas, horquillas, premios, realidades inventadas o de ficción. La cabeza, vida y muerte. No le gusta, cámbiela, cambie el hecho de sentir asco y repugnancia sobre todas las elecciones mal hechas. Sea usted mismo, sin frenos. Que tiene miedo, es cobarde, jódase, por cabrón, muerda el polvo y a tragar. La única legión es usted, el único Mesías es usted, al único a quien puede arrastrar es a usted mismo. Cargue con usted, de una puta vez, con todas las consecuencias. Cambio de aceite y dirección. Te la devuelvo con Just the way you are, Harry Connick Jr. Como entretenimiento, John Coleman y Dan Brown. Los que nunca aciertan, Alfredo Jalife y Daniel Estulin, aunque entienden mucho del negocio, la lista de vendedores de azufre es enorme. Shall we dance, 2004, o como el baile salva un matrimonio. Carmen y Belén en Sintra, desde el domingo hasta el jueves. Yo, en cuanto tenga hueco, a Mallorca. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. "Oiga, a mí me gusta este cortijo y no tengo que marcharme, en todas partes cuecen habas". Otro que ata los perros con longanizas, va para político, o lo intentó, coño, que ganas de mear, adiós.

Imagen: los tiempos modernos no cambian /arteybohemia.com


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