San Lorenzo

 "Cierra a la una y abre a las seis de la tarde". La Basílica de Jesús del Gran Poder está situada en el barrio de San Lorenzo. En la Plaza de San Lorenzo, número trece. La fachada es de estilo neobarroco. En el interior, la cúpula está inspirada en la del Panteón de Agripa, Roma. Los retablos son de Manuel Guzmán Bejarano. La imagen del Cristo está realizada por Juan de Mesa, en 1620. La Hermandad fue fundada en el siglo XV. En la calle Hernán Cortés, número dos, está Casa Ricardo, dónde comeremos después. Fue tienda de comestibles, vinos y licores, Casa Antonio, 1900. En 1915 traspasa a Juan Fernández y García del Busto, para ser La Covadonga. Pasaría a Domingo Izquierdo y en 1925, con notable éxito, aparece ya en la prensa de la época. En 1940 será para Ovidio Roig, un exfutbolista metido a empresario. Finalmente, en 1985, el dueño actual, Ricardo Núñez Dorado, pasa a bautizarlo como Casa Ricardo, vinos, bebidas y cocina tradicional sevillana. Desde Sierpes y las calles que la atraviesan, innumerables rincones con solera. Las tortitas de camarones en Barbiana, en la Plaza de Gavidia, La Pajarita, en la Plaza de San Lorenzo, La Abacería, El Sardinero, el Bar Eslava y Casa Ricardo. Camino de la Alameda con destino Santa Cruz, la calle Mateos Gago nos fascina, para tapas, comidas, cafés, desayunos, vinos, lo que sea. Sucesivas tabernas, de estilos variopintos, bohemias, con calidad, bajo un paisaje lineal, lleno de árboles, mesitas, sillas, flores, macetas, balcones insuflados de personalidad con los que mantener conversaciones literarias. Y gente hablando en todos los idiomas del mundo. Que aje, arsa y toma. Pareciera que estamos todo el día comiendo, no. Hacemos otras cosas que, por privacidad, tampoco interesan contar aquí. Pero la diversidad gastronómica que ofrece esta ciudad es digna de ser ilustrada por su naturaleza sensual y porque es un placer para los paladares más exquisitos. Un doble viaje a través de los sentidos. Sevilla es de excesos, radical, abundante, las calles triunfan, hablan por sí mismas. El visitante lo capta, seducido por cada baldosa que pisa y el que puede, se queda. "Dame la mano, cachorro". Belén las tiene a pedir de boca, que risa. Recuerdo la trágica leyenda del Cristo del Cachorro. El gitano que cae en desgracia, apuñalado hasta siete veces por un payo, en la Cava de Triana. Un crimen por celos y envidias. El escultor Francisco Ruiz Gijón lo encuentra agonizando y queda tan impresionado por el dolor del moribundo, que decide plasmar aquella agonía en el Cristo de la Expiación. Así, a grandes rasgos. "Que c'est triste, quel dommage, horrible". "No llores, por Dios". De las Setas, salimos a la calle Torneo, en línea recta, el Paseo Fluvial Orilla Izquierda del Guadalquivir, abierto veinticuatro horas. Sí, los tres, incansables, caminamos como el Correcaminos. Seis millones de euros para la reurbanización del Paseo Torneo entre Plaza de Armas y el Puente de la Barqueta, de lujo. "Joder, los patos, nos miran fijamente", "llevas una barra de pan". Menudo festín. Miro el reloj. Como no nos demos prisa, hoy, en Casa Ricardo, no nos dan de comer.

Imagen: San Lorenzo/es.foursquare.com


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