María Luísa

Isleta de los Pájaros, el Monte Gurugú, la Plaza de América, la Fuente de las Ranas, la Glorieta de las palomas. Desde la tranquilidad de la contemplación, en bicicleta o alquilando unos carros a pedales, el Parque de María Luísa, de acceso gratuito, es el primer parque urbano de Sevilla. Las glorietas decoradas con estatuas o monumentos: Bécquer, Dante Alighieri, Hermanos Álvarez Quintero, la soprano Ofelia Nieto, el escritor catalán Mas y Prats, el propio diseñador del Parque, Jean Claude Nicolás Forestier, los hermanos Machado, Luca de Tena, José María Izquierdo, Juanita Reina, Goya, Mario Méndez y muchos más. El Jardín de los Leones, con fuentes y pérgolas. El reloj de Sol. Los pabellones de las Artes, Mudéjar, Real, Domecq, de la Prensa, Teléfonica. Un tour guiado, tres euros, vale la pena. En cuanto a su historia, un vistazo a Google y listo. Romántico, sonoro, colorista, una belleza, para visitar solo o en compañía, cualquier alternativa es buena, abierto desde las ocho de la mañana a doce de la noche, en verano. En invierno, hasta las diez. Para tapear, por los alrededores, tienes dónde escoger y variado: Terraza Alfonso, en el mismo Paseo de las Delicias, Baseo, Kiosko, Abilio, Bilindo, Chile, La Raza, Epneta, la Casa del Estanque, Líbano. Desde bocatas, combinados, platos, a la carta, son los que frecuento y conozco, tapeo fino, con sustancia. Escucho, observo, me fijo con discreción: "Los sueldos de los políticos son pura pornografía". Toda la razón, señora. Otra: "El deseo y la vergüenza son hermanos. Uno de los dos necesita atención". Ha leído a Freud, sin duda. "Deja de pensar en el amor, vívelo". Estos ambientes populares se van asemejando a bibliotecas, que arte. Más adelante, "la libertad de conciencia es el ego de los rojos", tremendo, que frase, conmoción total, "no, ha sido un eslogan durante el nazismo, referido a comunistas, marxistas, anarquistas", me explica un hombre al pasar. Me bebo con él una Cruzcampo mientras espero a Carmen y Belén. Una conversación entretenida. "A veces me tumbo a llorar sobre la cama porque ya no tengo a nadie a quien cuidar". Una mujer, por supuesto. Sin palabras. El destino de las mujeres, "cuidadoras". Vamos a dejarlo que no quiero avinagrarme. Ni se le pasa por la cabeza ser protagonista, cuidar de ella misma, claro, demoledor, el síndrome de Wendy. Mañana, martes, último día de vacaciones, aprovecharemos y la cena, en Madrid, con Natacha y Helena, todos juntos, los perros encantados de viajar en coche. Lo que han jalado en Sevilla, y en barco por el Guadalquivir, vaya. Me da la risa. Bueno, ya llegan las dos pájaras, como dos cascabeles de contentas. "Cómete un churro, figura, que están bien calentitos". Hemos quedado con Evaristo en la Plaza del Pan, a tomar manzanilla, en media hora. Ya saben, nos vendió el piso. "Te gustan las sandalias, quería algo lila, para los vaqueros, planas". "Descalza, con tacones o sin ellos, estás perfecta", "te creo, aunque suena un poco cursi". Carmen me coge del brazo, odia la impuntualidad, no quiere llegar tarde, ni cinco minutos, es feo. "Nous ne dormons pas, c'est pourquoi je porte ces énormes lunettes, je ne veux pas que mes cernes apparaissent". Nos queda claro que la corrida ha sido un éxito. A hombros han salido de la plaza. Ya me puso al día Belén en el desayuno.  "Par Dieu, ces intimités ne son pas comptées", "da igual, es para que se joda", "si vous comptez, ne répétez pas", "ah, entonces, callo". Desde luego, como Belén, no hay dos. Espera, hay algo que me llama la atención, leo, pegando la nariz al cristal del escaparate: "El ser humano es insignificante en términos cósmicos. La Humanidad es un soplo efímero y no quedará nada de ella cuando se extinga. Y aunque haya alguien ahí fuera, a nadie le importará. El ser humano no es importante para el universo". Carl Sagan. No sé, no sé.

Imagen: Isleta de los pájaros/ viator.com


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