Duende y jarapa

 Salmorejo de aguacate con aguachile de corvina y sandía, ensaladilla de bogavante y mahonesa de gambas al ajillo, pescado de lonja a las brasas, romesco y espárragos en escabeche, solomillo de vaca y chirivías, paletilla de cordero lechal, níscalos y bergamota; tocino de cielo, helado de Beilys, espuma de tocinillo. El Duende, desde las alturas del Eurostars Torre Sevilla, las mejores vistas panorámicas de la ciudad, lujo y confort a la vanguardia, abierto tarde noche de las ocho a las diez. El Eurostars Torre Sevilla cinco estrellas ocupa las últimas diecinueve plantas de Torre Sevilla, con 180 metros de altura y 17.000 metros cuadrados de instalaciones. Dispone de 244 habitaciones exteriores, exclusivo gimnasio y centro spa. Más de 15 salones equipados para eventos y celebraciones. No se permiten mascotas. Aparcamiento de pago, con electrolinera, puntos de recarga universales y supercargadores Tesla disponibles 24 horas. En la calle Gonzalo Jiménez Quesada, número dos. Hace unos días, Belén, Carmen, Natacha y Helena viajaron a la Alpujarra, a por unas jarapas. Un reciclado de trapos, con tradición de siglos en telares manuales, y que son una identidad en Granada. En otros sitios de España se denominan "traperas", porque eran trapos usados, deteriorados, de los que se hacían tiras y tejían. De utilidad diversa, entre el colchón y el somier para aislar el frío del suelo, para tapar el pan, encima de los arcones, de los mulos y caballos. Hilacar es el único taller de jarapas que se instaló en la Alpujarra en 1989, con la intención de recuperar esta tradición. Telares con doscientos años de antigüedad. Bubión, Ugimar, Timar, Castaras, Pitres, las mujeres hacían las tiras, las unían, para llevarlas a las tejedoras de estos pueblos y que transformaran en jarapas. Suena el timbre. Estoy en casa. Un paquete desde Londres para Belén. "Ábrelo, figura, sorpresa". Risas. "Caramba, que nervios, parezco un crío". Chocolate con leche instantáneo, marca Cadbury. Añadir agua, calentar y listo. Cinco botes de cuatrocientos gramos cada uno. "Ya nos podemos hacer unas buenas tazas por la noche", "gracias, cariño". Mi padre lo traía de Inglaterra junto con las Crackers, y las deliciosas mermeladas inglesas. Carmen me abraza, llevo días sensible, apático, debido a los últimos acontecimientos en Kabul. Quiero sobreponerme, es demasiado evidente lo que veo. Ahora, sí. La niebla, desvanecida, ha dejado al descubierto las pezuñas del lobo, las intenciones de todo cuanto acontecerá en invierno. Por prudencia, callo, es mejor. "Quiero que te la quedes y la pongas en tu dormitorio", "Natacha, es perfecta". Una jarapa de 150 x 200, a rayas, en crudo y rojo, y una colcha roja para la cama. Aguanté el tipo con Marta, por teléfono. Mi hermana enseguida nota en la voz el estado de ánimo, es como una bruja. Pero con Belén y Carmen no paso la prueba del algodón, es imposible. Son contundentes, ante una mirada, basta. "Preparados para lo que venga, es el pacto". Natacha y Helena ríen en la cocina, hablan sin parar, en el trabajo fenomenal, como la seda, sobre ruedas. Con ellas, ciertos temas quedan aparcados, mejor así. Sevilla, Madrid y cuatro mujeres que iluminan la vida, de las que aprendo, amo, quiero, necesito, imprescindibles, sí. Con Carmen y Belén mantengo conversaciones de intenso calado político, social, filosófico, acerca de los acontecimientos actuales, próximos movimientos mundiales. Sin filtros, tal cual. "El chocolate ya está, y la mesita con las sillas en el balcón, también". Vamos corriendo, noche de sábado. No miro el reloj, a la mierda el tiempo. La luna plantificada, sobre Las Setas, de golpe. El domingo veintidós, llena, la luna azul en acuario. "No esperes que el mundo te ame cuando no amaron antes a Dios". El Arte de la Guerra: "Déjales conocer los beneficios que esperan, pero no les hables de los daños potenciales". 

Imagen: Pinterest


Si tú me miras. Alejandro Sanz

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