Veinticinco

 La tierra reclama lo suyo o el HAARP, CERN, hacen su trabajo. "Inundaciones salvajes, históricas, desde Alemania hasta China. Incendios forestales infernales, desde Estados Unidos, Canadá, hasta la congelada Siberia, muertos y más muertos". Pero lo que preocupa es un pinchazo. "Humaredas de hasta cinco mil kilómetros de largo, de costa a costa, con temperaturas superiores a los cincuenta grados centígrados". Duérmete niño, duérmete ya, que viene el lobo y te comerá. Venecia corre el riesgo de vivir permanentemente inundada. Huracanes, tsunamis se esperan en el Mediterráneo. Pero solo existe Telecirco, Cintora, los bares y chiringuitos, como una amenaza diabólica. Que si los rojos o los azules. Es un chiste. Y funciona. La propaganda y el miedo se venden mejor que Eurovisión. "Me importa una mierda, el abismo siempre estuvo ahí, nunca cambió de careta". "Y si aprendiéramos a tocar un instrumento. El piano, la guitarra, no sé, a parte de las maracas o las castañuelas, por variar". "Recuérdame que compre alcaparras. A que hora te has levantado, eres un Correcaminos". Salvador Sobral actuó el pasado día seis en los Veranos de la Villa. "Otra vez será". "Se o teu coração não quíser ceder, não sentir paixão, não quíser sofrer, sem facer planos do que virá despois, o meu coração pode amar pelos dois". "Luisa compone mejor". La pregunta del domingo llega ahora. "Dónde colocas a Ernesto Cardenal". "Sobre las rodillas, ahí va: Me contaron que estabas enamorada de otro y entonces me fui a mi cuarto. Y escribí ese artículo contra el gobierno por el que estoy preso". Tantos años sin leerlo. El vello de punta. "Acabé Derecho recitándolo hasta en el baño, que obsesión, pura adicción". "Los poetas malditos, que alegría, queda otra magdalena, pásame el plato". Llaman a la puerta, esa es Carmen, seguro. Que si bajamos a desayunar. Ya estamos en ello. Da lo mismo, repetimos, sin ascos ni miramientos. Que tercas son las mujeres. "A mí aún me queda espacio", dice Belén. Voy de mirón, ya es el cuarto café en una hora, que no, leches. En el tercer piso y continuando la conversación: "Bueno, tienes a Joaquín Pasos, Alfonso Cortés, Manolo Cuadra, Ernesto Mejía, Luis Alberto Cabrales, todos nicaragüenses, menos simples que Cardenal". Parece que los pájaros también están de acuerdo, impresionante el trinar. "Casa Labra cierra a las 15.30, vuelve a abrir a las 18.30". "Oye, que es Santiago Apóstol. Puede variar el horario. Voy a preguntar. Comunica, nos acercamos y punto". Día grande en Compostela, en Galicia entera. Sola, sola, se queda Fonseca, y los libros empeñados en el Monte de Piedad. Marta ha ido con Luís a Santiago. "Llorando, viendo el Botafumeiro". Lo que le gusta un pañuelo, madre mía. En un momento, el WhatsApp lleno de fotos y vídeos. "Compré la tarta de almendra para los niños y después, a comer un buen pulpo a la feria con Albariño". Coge aliento. "Escucha, la Marcha Solemne  del Antiguo Reino de Galicia, con gaitas y muñeira". Se remonta al siglo XVI cuando los peregrinos, desde Europa, llegaban para visitar la tumba del apóstol. "Apenas puedo sostener el teléfono con las lágrimas, el himno gallego: Os tempos son chegados dos bardos das edades que as vosas vaguedades cumprido fin terán; pois, donde quer, xigante a nosa voz pregoa a redenzón da boa nazón de Breogán". De Eduardo Pondal. Desplomado sobre la silla de aguantar el tipo. "Ahora que pasa". Carmen y Belén pensando en una bajada de tensión, un vahído. "De que color es el caballo de Santiago". "Blanco, coño". "Pues, eso, vámonos".

Imagen: Catedral Santiago de Compostela/hitocultural.com


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