Soy un avatar

 No creo en el libre albedrío. Todo está escrito, invariablemente. El libre albedrío o la "doctrina del alivio". El término lo inventó San Agustín de Hipona. Supone la posibilidad que tiene el hombre de elegir entre el bien y el mal. Es un concepto aplicado a la libertad del ser humano. De la realidad "simulada" ya habló Platón y Parménides. Ahora lo sostiene Fouad Khan: "Una simulación regulada por la luz y la gravedad, esto es el universo". "Carga más esa tostada, divina la mermelada de arándanos". Dice el colombiano Fernando Vallejo: "El libre albedrío es ilusión, mera falacia". Una sociedad que no creyera en el libre albedrío sería más solidaria, apuntan los expertos, tanto económica como psicológicamente. El libre albedrío está fuertemente influenciado en Derecho y Psiquiatría. Para la Psicología es un velo ilusorio. La realidad simulada ya se estudiaba en las facultades, en aquella España de los ochenta y noventa. Recuerdo a la profesora Mar Bernal Rivas, del Departamento de Psicología Social, Básica y Metodología, USC, apasionada por aquellas premisas, teorías, hipótesis, que fueron mi amargura durante dos cursos enteros, en las asignaturas de Psicología General I y II. Nick Bostrom, filósofo, en 2003 planteó: "Estamos viviendo en una simulación de computadora creada por una civilización más avanzada". Nosotros mismos somos una "simulación", "un avatar", dentro de un juego. Richard Terrile, director del centro de Computación Evolutiva y Diseño Automatizado del Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA lo cree firmemente, que no se pueda demostrar es otra cosa. "El universo no tiene un espacio tridimensional, sino que tiene una estructura bidimensional similar a un holograma, cuya proyección se refleja en un horizonte cósmico inmensamente extenso". "A ver, somos avatares, ratas, demonios, hijos de la chingada, palabras, pensamientos, polvo de estrellas, una exhalación, borregos, también". Toda esta conversación empezó por dos libros en la estantería: La hipótesis de la simulación, de Rizwan Virk. El universo holográfico, de Michael Talbot. "Te los puedes quedar, llévatelos". "Saber que nada es real, no crea conflicto en tu cabeza". "Los conflictos los crea la mente, el pensamiento, arrójalos por la ventana". Es verdad, de ahí la importancia de la meditación, pero soy buscador, buceo en la contradicción, es un vicio, un morbo, una fijación. "Imagina por un momento, no somos ni Romeo ni Julieta, simples avatares dentro de un juego, lleno de instrucciones, niveles, inserte moneda. Es igualmente apasionante. Cualquier realidad, física, mental, real o de ficción, lo es". Nada mortifica frente a una posibilidad llena de trillones de posibilidades, es cierto. "A ver, con que autor darías fin a esta conversación, hay que pasear a los perros, se acabó la mantequilla, el pan y necesito mermelada en la nevera". William Shakespeare. "Cuando infeliz, postrado por el hombre y la suerte, en un triste destierro lloro a solas conmigo, y agito al sordo cielo mi grito vano y fuerte; y volviendo a mirarme, mi destino maldigo, y sueño ser como otros más rico en esperanza, tener su mismo aspecto, gozar sus compañías; y envidio el arte de éste, del otro la pujanza, hastiado aún de aquello que me daba alegrías; si en estos pensamientos mi desprecio me espanta, pienso en ti felizmente, y entonces mi consuelo como una alondra a orillas del día se levanta del mundo oscuro, y canta a las puertas del cielo. Tal riqueza me ofreces, dulce amor recordado, que desdeño cambiar con los reyes mi estado". 


Fangoria


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