San Miguel y Bove

 En Madrid hay cuarenta y seis mercados municipales. El mercado más antiguo es el de San Ildefonso, 1835, en pleno centro, calle Fuencarral, número 57, cuyo arquitecto fue Lucio Olavieta. Tres niveles, 3 coctelerías y 20 puestos de comida internacional. Fashion, siempre de moda. El único día que cierra, martes. El resto, abierto hasta las 0.00 horas. En pleno corazón de la capital, el itinerario no termina aquí. Arrancamos, familia. Detrás de la Gran Vía, Mercado de los Mostenses, 1875. Tres plantas, más de 100 puestos, desde una zanahoria a caviar iraní. Gastronomía latinoamericana y oriental. Peluquería, reprografía, floristería. No falta de nada. Bebemos una Mahou, Cruzcampo, o Estrella de Galicia, siguiente parada, al lado de la Plaza Mayor, Mercado de San Miguel, 1916.  Obra del arquitecto Alfonso Dubé Díez, inspirado en los mercados europeos, al estilo de Las Halles de París. Vinculado al ocio, cultura, gastronomía madrileña, española e internacional. Cierra a las 0:00 horas. A ver, La Cibeles, La Virgen Jamonera, Enigma, La Quince, Mad Brewing, Villa de Madrid, Madriz Luchana, cervezas artesanas, también, "made in" aquí, a gusto del consumidor. Y finalmente, para terminar, dirección  Atocha, Mercado de Antón Martín, 1941. Super bohemio, animado con eventos públicos, alimentación y comida internacional. De lunes a sábado, abre de 9 a 21 horas. Tres pisos, 65 puestos. Dos plantas destinadas mayormente a productos de alimentación perecederos. Desde 2002, la tercera planta está alquilada a la escuela de baile "Amor de Dios", flamenco, baile español. "Voy a San Miguel, Belén". "Me pongo los tacones y estoy en el portal". Ni Watanabe, ni Neuman. No puedo con ellos, agotan, aburren. Así que he sentido la urgente necesidad de rescatar a ese escritor parisino, nacido en 1898 y fallecido en 1945, Emmanuel Bove. Fue muy leído en los años veinte y treinta, pero sin encajar demasiado, el reconocimiento le vendría a finales del siglo XX.  Mis amigos, Armand, La trampa, Henri Duchemin et ses ombres, Mémoires d'un homme singulier, son las obras más solicitadas por los lectores. Un escritor raro, original, intenso, excepcional. Esos ambientes, descripciones, personajes, tan kafkianos, en la línea de Dostoyevski, obsesivo, ácido, pesimista, corrosivo, en cuanto al conocimiento del alma humana, simple, directo, un equilibrista en el vacío. Lo amas o te deja indiferente. "Eres de clásicos. Indiscutible, no se escribe igual ahora que antes, el método y el mercado han sufrido una transformación profunda, a peor". Belén suspira, "bien, tengo que asumir que no tragas a Watanabe, lo superaré. Que pinta tienen esas cortezas, para, soy caprichosa, las quiero". Nos acercamos a una terracita próxima al Arco de Cuchilleros. La Plaza Mayor a rebosar, no queda ni un centímetro de adoquín sin pisar. Madrid hervidero, hasta la bola, viva la saturación, no concibo la capital de otra manera. "Te invito a comer en El viajero". "Bingo, un planazo total, anda, el complejo vitamínico para Dorothy, ahí enfrente, en esa tienda, en los soportales". La chica de Chamberí es incansable. Corre dos horas diarias en una cinta, antes iba al gimnasio. De un tirón, porque a tesón, constancia, disciplina, no la gana nadie. "La televisión ni la enciendo. Al llegar al despacho, con un café, ojeo los diarios y punto". Me gusta, puede ser como le salga de las narices, sí. Ya fuera de rosario o terrorista. Tiene lo que hay que tener, una fuerte personalidad. 

Imagen: Mercado San Miguel/José Luís Sarralde/guias-viajar.com


Zenet. Mil veces prefiero.

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