Lluvia púrpura

 Y llegó la hora del café. Carmen abría la puerta con sonrisa ancha, encantada de recibirnos. Un apartamento de doscientos cincuenta metros, en un edificio singular, de 1900, totalmente reformado y con una ventaja para los propietarios, no pagamos IBI, aunque los gastos de comunidad, al año, suponen más de novecientos euros. Yo ocupo un loft de cien metros, que adquirí amueblado. El difunto arquitecto era un apasionado de los viajes y había decorado cada estancia de manera exquisita, acertada, invocando desde ambientes étnicos a otros más clásicos y de corte minimalista. Pasamos a un gran salón, redondo, con vidrieras, jaulas colgantes, plantas, cómodos sofás, y un sistema de ozono que refrescaba del calor agobiante exterior. "Hay dieciocho especies de pájaros y todos cantando, algunos lo hacen de noche, en libertad, mi tío era un experto en ornitología". Jilgueros, canarios, mirlos, ruiseñores, petirrojos, periquitos, agapornis, cotorras, guacamayos, cacatúas, un espectáculo de sonidos, melodías y colores. "Os he preparado algo muy especial en lugar del café prometido. Dos cócteles sorprendentes, que facilitarán la digestión, un Lluvia Púrpura y el Zombie de Jamaica". "Oh là là, ce que c'est drôle", Belén curioseaba una colección de piedras y caracolas, un tanto absorta, cómoda, sin cortarse un pelo. "Je suis là et j'apprécierais d'être assistée". "Que buena pinta, por Dios". Bolas de coco recubiertas con praliné y lágrima de leche condensada. "Cómo lo haces". "La Lluvia Púrpura lleva vodka, jugo de arándanos, licor Curazao azul, granadina y limonada. Mitad hielo, en licuadora, agitas medio minuto y voilà". Divino, increíble, me gusta. "Adquiere una apariencia de lluvia púrpura al añadir la granadina por encima". "Natacha llega en agosto". "No tenemos mucha confianza pero me agrada, seremos grandes amigas, es una buena chica". "Tengo tres entradas para ver a Canales". "Eres una caja de sorpresas, Belén, prueba el zombie. Ron dorado, ron jamaicano, ron Demerara 151, jugo de toronja, jarabe de canela, jugo de lima, granadina, absenta y amargo de angostura". "Que bien te lo montas, Carmen, está todo de muerte, y las cocadas, ni te cuento". "A ver si salimos drogados de aquí". "Lo dudo, Belén, mes intentions sont sexuelles". "Cama redonda o con exclusividad". "Soy de misterios, mon chéri, deja al tiempo hacer". "Qué lees ahora". "El día que se perdió la cordura, de Javier Castillo, y El baile de las marionetas, de Mercedes Guerrero. Superventas, luego os enseño la biblioteca". Otra lectora compulsiva, "la novela, especialmente, pero cualquier otro género, también". Por extrañas razones, recuerdo un tema: Noches de blanco satén. "Nights in white satin, never reaching the end, letters I've written never meaning to send. Beauty I've always missed, with these eyes before. Just what the truth is, I can't say anymore, because I love you, yes I love you". Lo olvidaba, Santa Apolonia, funciona. "La muela está sana, no encuentro motivo para extraerla". Feliz, la tormenta pasó. Carmen, irónica, magnífica, diplomática, atrevida, juega con la palabra, a gusto, en su salsa. "Sí, está buenísima, hasta yo me la tiraría". "Cuélgate de ese pino, Belén". Y ni corta ni perezosa, delante del portero, un beso en la boca, al estilo Hollywood, de tornillo. "Ardo, salida como una perra, cabrón".

Imagen: Purple Rain/pinterest.com


The Moody Blues


 

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