Helena

Desde O'Donnell, atravesando Sainz de Baranda, esquina Ibiza, la vi. Una mujer lloraba desconsoladamente sentada en un banco. El semáforo está en rojo. "Julio, espera, voy a salir un momento". Llevaba encogida el alma y pregunté el motivo de aquella reacción sin pudor, en carne viva. "Hoy hace un año que mi hermana se suicidó y estoy sola, completamente sola, todo es una mierda, no aguanto más". Le dije a Julio que se fuera, que ya iba andando a casa. "Ven, necesitamos comer, quiero escuchar tu historia". Ya sentados, Helena más tranquila, elegimos una merluza al horno con setas y pimientos: "Somos todos del barrio de  Poblenou, Barcelona, mis padres obreros de metalúrgia. Estudié Magisterio pero trabajé en imprentas, encuadernación y al llegar a Madrid continúe en el sector hasta montar una librería, con dos empleados. Mis hermanos, Ramón y Lucía, hacían las tareas de almacén, ayudaban, también". "Entonces, eres librera". "Sí, lo fui hasta 2019, a raíz de la crisis el negocio quebró, el banco no daba créditos porque el riesgo era evidente, jamás lo pagaríamos. Un palo enorme, un desastre, como el resto de pequeñas, medianas empresas, autónomos, que habíamos encontrado la forma de sobrevivir". No quiero interrumpirla, le hago un gesto, "come, dime, que pasó con la familia". "Bueno, Ramón ya tenía novia, decidieron irse a México, mis padres murieron el año pasado, de cáncer y neumonía. De un día para otro, todo se complicó. A los tres meses, Lucía se quitó la vida, no resistió la presión. Con cincuenta y cuatro años vivo de las ayudas sociales, de momento. No pago alquiler, es propiedad, en esta calle, el número 29, quinto, puerta B". "Tengo buenos recuerdos de Ibiza, quise alquilar un piso hace muchos años, con mi pareja". Helena tiene presencia,  es elegante, natural, los ojos vivos, inteligente, bondadosa, realista, luchadora, fuerte, y con dotes para la comunicación. "En agosto vamos a necesitar una persona para la agencia, a ver si le interesa", dice Natacha, "el salario es interesante". "Oye, a tí te gusta Antonio Canales, tengo entradas para el Teatro Real". "Me encanta, ya lo creo". "Entonces, no vas a venir", "es un rollo, Belén, un rollo inaguantable, macabeo, además, Helena no tiene amistades, necesita divertirse, despejarse". Arreglado. Intercambiamos teléfonos. "Vamos hasta Goya, a tomar café, aquí es malo, vomitivo". Caminamos distendidos, riendo, felices. Ojalá la mayoría de las desgracias pudieran arreglarse, disiparse, con enorme rapidez. La mesa pegada al cristal, libre, perfecto. Aún no son las tres, hay tiempo. Joaquín Almunia, ex vicepresidente de la Comisión Europea, me confesó en cierta ocasión que de no haber sido político hubiera escogido la profesión de librero. "Uno de mis sueños,  la librería, eso ambicionaba de niño". Todos albergamos secretos.  "Escritora, directora de cine, apasionante". "Y domadora de leonas". "Oh, no, que miedo". "Pues, prepárate, que vas a ir acompañada de dos fieras al Teatro". "Otro café, por favor". Helena explotaba a carcajadas: "espero salir ilesa de la experiencia". "No temas, Catwoman". 

Imagen: H. Berry. Catwoman/tonica.la.com


Boulevard of Broken Dreams

Entradas populares