Calle
En El Palentino pasé diez años de mi vida. "Me llaman calle, calle sufrida, calle perdida de tanto amar". "Y esta es la biblioteca, cuatro mil libros, todos leídos". Existe una relación indescriptible entre el olor de las páginas, las letras, y esa primera imagen de enfrentarte a una estantería, cajón, vitrina, mesa, dónde cualquier libro hace acto de presencia. Que maravilla. "Cuál no aconsejarías nunca". "La respuesta puede tener pena de muerte o cadena perpetua". Infrinjamos las normas, nadie nos escucha. "Vamos a hacerlo bien: comienzo yo, sigue Belén, después Federico". "Ajá, de acuerdo". El péndulo de Foucault, Umberto Eco, La insoportable levedad del ser, Milán Kundera, Cien años de soledad, García Márquez. Fijo, nos imponen la pena capital. "Un autor difícil e irresistible, Fedo". Sin lugar a dudas, Denis Diderot. Jacques el fatalista, la psicología del libre albedrío y el determinismo. La paradoja del comediante, el actor que posee sensatez y prudencia, frente aquél movido por la inspiración y la sensibilidad. La religiosa, obra maldita, la mentira, el adulterio, y el lesbianismo, sólo pudo ver la luz tras la muerte del autor. "Completamente de acuerdo". "Puedo opinar, Madre Abadesa". "Oh, sí, l'enfant terrible, adelante, Belén". "Yo me inicié en el sadomasoquismo gracias a Cincuenta sombras de Grey". "Lo imaginaba, E.L.James abrió un camino hacia la perdición y usted cayó en el abismo, Dios sabrá perdonarla". "De verdad, era necesario, Belén". "Padre prior, no la regañe, la cabalgaré sin piedad como penitencia hasta las mismas puertas del infierno". Dante Alighieri, La Divina Comedia. El Purgatorio es el segundo de los tres cantos. Lo antecede el Infierno y le sigue el Paraíso. Envidia, ira, pereza, avaricia, gula, lujuria, soberbia. Los siete pecados capitales. "Tranquilícese, reverendo, en esta habitación estamos todos a salvo". Como pez en el agua, la conversación es apasionante, musicalmente recuerdo a Jethro Tull y aquél cuarto álbum, Aqualung, publicado en 1971 por la banda británica de rock y que supuso la distinción entre la religión y Dios. "Ahora lo busco, vamos a escucharlo, queda cóctel, ahí, en la cocina". Pues eso, la calle, ven a la escuela de calor. "Deja que me acerque, deja que me acerque a ti. Quiero vivir del aire, quiero salir de aquí. Arde la calle al sol de Poniente, hace falta valor, ven a la escuela de calor".
