El círculo

 El mundo redondo como una moneda. El círculo de poder es el ámbito que eliges para tu propia vida y el estar dentro o fuera supondrá suerte o desgracia. Ayer conocí a Ygor, un chico de treinta y dos años que fue pareja de Natacha hasta dos mil dieciocho. Su madre, española, el padre, alemán. El nombre fue elegido a conciencia, "el que cuida a los demás". Carácter apacible, buen conversador, y cuidando los detalles, preparó una paella exquisita, repetí, teniendo en cuenta que ni las pastas, arroces, sean algo que me entusiasme. Son amigos y continúan esa amistad asiduamente. Vive cerca, por las Cortes, acabó empresariales y el negocio dedicado a los seguros, junto con otro socio, han tenido que cerrarlo, se plantea el teletrabajo como opción a corto plazo. Parsifal es un gato siamés, atento y vigilante de todos nuestros movimientos, como ustedes sabrán, la última ópera del compositor Richard Wagner, con un libreto del mismo autor, basado en el poema Parzival, de Wolfram von Eschenbach. Percibal es uno de los legendarios Caballeros de la Mesa Redonda del rey Arturo. Es famoso por su participación en la búsqueda del Santo Grial. Durante diez siglos, los caballeros templarios han sido considerados los guardianes del Santo Grial, pero se desconoce con certeza que es exactamente. Sí, varias son las teorías al respecto pero paso olímpicamente del tema. Wagner es de mis autores favoritos, Tristán e Isolda, Tannhäuser, Parsifal, Lohengrin, un acierto el nombre del gato, un puntazo, sí, total. Como marca la tradición, no podía ser de otra manera, la nevera era un suministro de cervezas, como si fuera a acabarse el mundo, un panorama apocalíptico, así imaginé, en dónde lo único que quedaba en pie y por consuelo aquel monumento para olvidar las penas. Además, ciertos licores típicos como el Killepitsch, cuarenta y dos grados la botella, elaborada con ochenta frutos, bayas y hiervas, y del que puedes salir en ambulancia como te pases un pelo, lo rechacé, me temblaron las piernas. Y para modositos, el Jägermeister, elaborado con cincuentaiseis hiervas distintas, anís, regaliz, bayas de enebro, jengibre, estos alemanes saben trabajar a conciencia, treinta y cinco grados, acepté un culín para no quedar como un gillipollas. Sin redes sociales, Ygor comentó que carecían de total interés para él, otro puntaco a su favor, juega al rugby, aquí si que tengo que confesar qué asentí a todo con la cabeza como el mejor de los expertos aunque no dejaba de sentirme como un pulpo en un garaje. Una velada deliciosa, a gusto, a las seis de la tarde, Natacha, preocupada por los perros me hizo un gesto para ahuecar el ala, con un par de salchichas Frankfurt envueltas en papel de aluminio para ese par de inquisidores que nada más coger el ascensor, desde el vestíbulo, ladraban como demonios, habían reconocido las pisadas.

Imagen: Anda & Mira/ Plaza del Ángel/fvlax.blogspot.com


Parsifal. Prelude. Wagner.

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