Cuántica

 La visión mecanicista de la ciencia clásica es desplazada por la visión cosmológica de la ciencia actual. Aquellos patrones, sustratos, deterministas, se caen por completo. Ahora es indeterminado el prisma que manejamos. El universo no es una gran máquina a modo de reloj suizo que atiende a unas leyes lógicas. El tiempo no es algo absoluto. La energía se puede explicar a través de ondas y partículas. Las ondas son partículas y las partículas también pueden ser ondas. Cual es la velocidad máxima de la luz lo sabemos; cual es la velocidad de la oscuridad, todavía no. Como nos engañan los sentidos, incluso, como nuestro cerebro es capaz de percibir una mesa, una silla, como sólida, en vez de comprender que en un 99,99% está vacía es un hecho que hoy podemos sostener. Una ecuación diferencial es la responsable de por que el sol está brillando. Existe aún la Luna cuando no la miramos, Einstein creía que si, hoy la ciencia responde rotundamente que no. Imaginaros que un átomo fuera una pelota de ping pong. Ahora juntamos todos esos átomos que somos los ocho mil millones sobre la Tierra. Cabríamos en un único terrón de azúcar. El resto, espacio vacío. Así de apasionante es el universo. Si viajáramos a veintiséis mil millones de años hasta el centro de la galaxia, la vía láctea, descubriríamos que en su centro hay un agujero negro supermasivo que es lo que hace que las estrellas, el sol y todos nosotros estemos dando vueltas alrededor de este centro de la galaxia. La física cuántica da respuestas al comportamiento de las partículas más elementales, más pequeñas que los átomos que forman al ser humano y todo cuanto podamos ver a nuestro alrededor. Dichas partículas se comportan de manera extraña: pueden estar en dos sitios simultáneamente, pueden atravesar paredes, teletransportarse, tener conexiones fantasmagóricas, mantener una vinculación con lo que le ocurre a otra partícula aunque estén a una distancia enorme la una de la otra en el universo. Sintetizo con las palabras de expertos y las diferentes fuentes aquellos conceptos, postulados, capaces de despertar en ustedes el interés por la lectura sobre el tema. Aquí les traigo el primero de futuros artículos sobre física cuántica. Siempre reducidos a la mínima expresión pero significativamente escogido el contenido para no aburrir al lector. Las fuentes, abajo, para mayor conocimiento. En literatura comienzo por recomendar la trilogía "La puerta de los tres cerrojos", de la magnífica astrofísica Sonia Fernández-Vidal. Siempre sentí verdadera pasión por la física. Recuerdo esa etapa de auténtica devoción por Kenzaburo, Murakami, y el género fantástico, la ciencia ficción. Autores como Brian Greene, Michio Kaku, "El tejido del cosmos", "El universo elegante", "Hiperespacio". O la obra de Jorge Blaschke, "Los gatos sueñan con física cuántica y los perros con universos paralelos". Actualmente he recuperado temáticas de atrás, la criminología, la neurociencia y la física cuántica. Engancharse a este último campo solo es cuestión de dar con el autor y libro idóneo, cuya lectura en forma de ensayo o relato novelado, sea capaz de sumergirles en una aventura emocionante, amena, didáctica, donde los aparentes sueños no lo son tanto, tal es el enorme salto de la ciencia, desde aquellos orígenes, en la Antigua Grecia, hasta la actualidad. Qué es la realidad, que lugar ocupamos en los infinitos universos y hacia donde nos llevan, ya sé que la cosa tiene tela, pero a muchos de nosotros nos encanta buscar tres pies al gato.

Imagen: Sonia Fernández-Vidal/ CCCB, Carlos Cazurro, 2019/kosmopolis.cccb.org


Sonia Fernández-Vidal

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