Sábado

 Natacha llegó con porras para desayunar y algunos catálogos. San Petersburgo, Croacia, Turín, lugares que conocía perfectamente. Croacia, que tiene forma de boomerang. Dubrovnik, mas  de mil islas con calas y pinares. Zadar, Split, Brac, Korcula, Dakovo. Sus amigos croatas residen en Lavapiés, iremos a visitarlos. Cursaron Historia en la especialidad Medieval, el resto, Filología Inglesa. Tengo trabajo por organizar, pero cualquier ocasión es buena para descubrir gente, estrechar vínculos, aprender, empatizar, enriquecer la vida. Conoce mi interés por la música cubana y, sorpresa, resulta que cerca de Atocha vive una pareja de chicas, músicos, pianista, violinista, y me pierdo de repente en tantos recuerdos cuando, en mi última relación, Cotán y sus colegas, que tocaban con Madonna, B.B. King, Bruce Springsteen, un montón de peña, venían a comer e improvisaban algo después del postre, en la sobremesa. Todo vuelve a mí como fue, como es, sin esfuerzo. A las dos horas recorro Chamberí, Goya, hasta Cuatro Caminos. Un rostro familiar, paro en seco, el portero del edificio de la calle Velarde, me cuenta que enviudó el año pasado, un accidente en carretera, aquel camión no respetó el stop. Emocionado, nos abrazamos, lloramos juntos, le doy la dirección de mi casa. "Galilea, que fortuna la mia, voy a verte de veras y, por fin, conocer tu mirada y tu nombre real", escucho al despedirme, una chica joven la va cantando, con cascos. Tragedia y comedia siempre cabalgan juntas. Quizá, para los que me lean, les sorprendan estas atmósferas que describo y prácticamente nada sobre los actuales acontecimientos que asolan el mundo. Voy a contestar con un ejemplo real, la guerra de Afganistán. Por aquél entonces, en EE.UU, por referirme a un solo país, se dieron casos de muertes por infarto, ataques de ansiedad, paranoia, bajada de defensas en hierro, sodio, magnesio, vitaminas C y D. Todos visualizaban la guerra por televisión. Familiares de soldados implicados, jubilados de guerra cuyas imágenes abrían heridas pasadas. Gente politizada y dividida, exactamente lo que ocurre ahora. Lo ven, no lo ven, da lo mismo. Al otro lado, en plena guerra, en primera línea de fuego, prensa de todo tipo necesitaba un pinchazo para afrontar ataques de pánico y evitar algún suicidio. El miedo a la muerte, el terror que genera una emboscada, la ocupación de un edificio por terroristas, cuerpos mutilados y charcos de sangre por todas partes. Van captando la intención, sí, no son tontos. Desde el otro lado del mundo, una guerra lejana es capaz de entrar en los hogares de perjudicados o no, directamente, causando estragos. Una situación que se dio, con estadísticas elevadas de los trastornos que indiqué antes, por cierto, con el conflicto de Irak ocurrió lo mismo, aunque con  Afganistán más llamativo. Que deducen. Piensen, extraigan conclusiones. No voy a recrearme dia tras dia en un tema que tengo más que resuelto. No pago el peaje, lo siento, no me da la gana. Hay otros recursos interiores para abrazar la vida, y no es ponerse en línea de tiro para formar parte de estadísticas, precisamente. El victimismo me produce náuseas, la ignorancia o la sapiencia, a modo de secta, repitiendo, escribiendo, para demostrar al resto del mundo la ventaja de estar despierto, bien "informado", lo encuentro patético. Toca la corneta en el wc y déjanos en paz. Ya empiezan a darse casos, valientes, honestos, de personas corrientes, en las redes sociales, que cuelgan sus carteles, dimitiendo, eligiendo la necesidad de reinventarse, de inspirarse en otras músicas, por salud física, mental, y apagando la caja tonta. Otros recurren al humor, a la belleza, interactuando, pasando un rato amable. Que es mejor, que es peor. Elijan. Pero, recuerden que, a la larga, vivir dentro de un basurero crea tufillo, un hedor sumamente desagradable que deja rastro. El semáforo en verde, cruzo,  tengo prisa, es la hora del vermú.

Imagen: bfilipazzi/morguelife license/#THRIFTSHOPFINDS.



Sergio Dalma. Galilea.


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