Miseria

Estoy asistiendo a familias que se quedaron en la calle. Y voy a relatar la experiencia, conclusiones, derivadas de esto y de la pescadilla que se muerde la cola. Madrid, el centro, de punta a punta, sin extrarradios, es una ciudad de contrastes en donde la pobreza pasa desapercibida, pero existe de forma latente, solapada, disfrazada aún de clase media. Esa clase media que los políticos bareman en 88.000 euros anuales es la verdadera clase media. La clase media-alta se situaría sin mucho esfuerzo en los 300.000 euros. Y de ahí para arriba estaríamos hablando de pequeñas, medianas y grandes fortunas, patrimonio, la clase alta. Ustedes elaboraron en sus mentes pequeño burguesas, industriales, ya sean urbanas o rurales, que las titulaciones, como burbujas ascendentes, a modo de ascensor, parcelarias, les conducían al mundo feliz, los igualaban a las clases poderosas, por encima del suelo. Ese fanatismo tan bien inculcado por familia, Iglesia y partidos políticos, ideologías. Y desde ese postulado falso, erróneo, insustancial, con la preparación de la formación profesional especializada o la propia licenciatura, accedieron al mercado laboral, ascendiendo, algunos, opositando, otros. Así comenzaron sus vidas. Que un trabajador/a, como cualquiera de ustedes, se vea arrojado al paro, a un cierre empresarial, con cuarenta y cinco años, en la crisis del 2008, que la padeció un 15% de la población española, puede ser hasta más, haciendo pinitos para sobrevivir, esto, les importó, literalmente, un cojón. Cuéntale esta milonga al que todavía conserva el puesto en pleno dos mil veintiuno, no lo entiende. Eh, calma, lo repito, les da por el culo. Si algo he aprendido en esta vida es que el ser humano permanece ciego, sordo, mudo, hasta que la desgracia, el infortunio, lo  vive en sus carnes, cuando le afecta directamente a él o a cada uno de los miembros de la familia. Entonces, si, arde Troya. Algunos comienzan a experimentar la punta del iceberg recientemente. "Ah, no, a mí no me puede pasar esto, yo no soy como el resto, no compares". Ese reducto de lisiados del 2008 lleva ventaja en desesperación, deterioro físico, mental, y superación. A todos los niveles, dignidad, también. Como es posible que, personas preparadas, ya sea en un oficio o una carrera, hayan aprendido a vivir más de una década con menos de quinientos euros al mes. Cifras en torno a los cinco, seis mil euros anuales de ingresos. Y ustedes, con 18.000-20.000 euros digan que son incapaces de llegar a fin de mes, o simplemente, ambicionan mucho más porque, claro, ustedes lo valen. La categoría y el precio, verdad. Pues tengo malas noticias, pueden dejar de leer este artículo, no les vaya a dar un patatús. Van a aprender a vivir como lo ha hecho el tercer mundo, esos desarrapados, llenos de moscas y mierda. Ay, que pena. Ya se que despotrican a diario sobre el tema, están muy "informados", muy vigilantes de no bajar ni un peldaño en su "posición", "clase". Desde hace dos años, economistas, agentes de cambio y bolsa, y demás titulados varios, vienen pronosticando, que para el 2025 habrán desaparecido más de 120.000 especialidades, profesiones: periodistas, médicos, abogados, funcionarios, editores, personal de supermercados, gasolineras, trabajadores en cadena, conductores, transportistas, notarios, para ahorrar palabras y renglones, quedarán las ingenierías y el campo del software. Todo sustituido por robots, de tuercas, porque ustedes robots lo han sido toda la vida, dentro del etiquetado. Etiquetado moral, social, cultural, religioso, político, sexual y económico. No hay marcha atrás. Cuando este ganado, piara, jauría, en la que me incluyo, al venir al mundo supo que para tener una buena o mala pensión, justa o injusta, debería cotizar cuarenta años, aceptó sin rechistar, tragó, asumió la letra escrita en formato de Ley. Y así tantas cosas más. Y se empeñó hasta las cejas por este coche, la casa de veraneo, o lo que fuere. Ahora el horizonte se presenta con una renta básica y universal. Les dicen que aprenderán a organizar su tiempo de ocio, no queda otra. Pasan de manejar cotarros desde pedestales, soportar jefes y ponerlos a parir mientras siguen el fútbol en un bar, a tener que bucear en las profundidades buscando peces, la pecera, si. Ustedes que acotaron al "Amor" envolviéndolo de manera obscena en un matrimonio ventajoso, siendo tan prácticos a la hora de elegir carrera, disposición, por dinero, relegando al olvido la palabra "vocación". Ahora, a joderse, jarabe de palo y quina. Ustedes, en su mundo fantástico, civilizado, nada que ver con esa gentuza, que nació para ser carne de segunda con ojos de tercera. "Ellos", que no han conocido jamás unos zapatos, o el agua caliente dando simplemente a un mando. No, populismo, comunismo, nuevo orden mundial, eso es toda esta panfletada. Sinceramente, un puente de plata. Me ha dejado de preocupar quien tiene patrimonio, quien todavía puede permitirse coches, casas, aviones, helicópteros, si sobran tildes, comas o puntos. Estoy lejos, la distancia es enorme, de todo esto. Carecen de total interés las teorías de la conspiración desde esos púlpitos de YouTube que apuntan al Papa Francisco como a un cíborg, esto, aquello, lo otro. Plagios de ciencia ficción, antropología, arqueología, novelada para idiotas que critican religiones para depender de sectas. De que modo, manera, estrategia, herramienta cognitiva, esta humanidad piense trascender sobre los acontecimientos futuros, al margen de quemar contenedores, disparar un fusil, tirar piedras, o gritar como borregos por las calles con pancartas de antes de 1.936 y después, eso, sí, interesa. Dime qué quieres aportar que no sea tu derecho a que te vaya de puta madre, a tí y toda tu familia. Dime qué quieres aportar que no sea apostar sobre todo lo que invertiste con perspectivas rentables dentro y fuera de tu casa, y que afecta a tí, solo a tí. Dime qué quieres aportar, aparte de exigir que otro gobierno suba al poder para defender tu corral. Así transformas a tu medida el mundo, que bien. Pues, tampoco. En este barco, por primera vez, vamos todos, y es un océano por montera, inmenso, por explorar. Con olas de nueve metros, a la deriva, pero firmes, con velas al viento, motor, y la certeza de  nuevas tierras, paisajes, así es la plasticidad del cerebro. Y el que no guste, ahí están los tiburones, esperando la tajada. El tambor de hojalata, "danzad, danzad, malditos". Hala, a comer chopped.

Imagen: ciudades miseria/vilssa.com


Acuarela. Toquinho.

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