Madrid

 Hoy ya duermo en Madrid. He recordado aquel primer piso en la Plaza de Cascorro, ciento treinta metros, tres balcones, un quinto y sesenta mil pesetas de la época. Un golpe de suerte me devuelve a este loft cerca de la Plaza de las Salesas. La noche cae mientras atravieso Colón y respiro feliz, con mis perros asombrados, brincando, jugando. Como si adivinaran cada rincón, parque, acera, túnel. Es perfecto, todo encaja, y tomo café con Natacha, una vecina rusa, agradable, tiene treinta y nueve años, lleva cinco en la capital, trabaja en una agencia de prensa. Me habla de Egipto, estudió arqueología y su gato se llama Óscar. Madrid es así, sorprende, acaricia, susurra canciones, poemas, estrellas que vienen y van. Y sonrío, es una risa clandestina, cómplice de tantos recuerdos, batallas, triunfos y los relojes se paran, tantas veces como lo pida. Simón llora, quiere un trozo de tostada, tan mimoso y respondón, bajo los brazos, claudico. Suena Amaral: "Ese momento es perfecto, se activa el sexto sentido, si ves que no te contesto, es que estoy solo conmigo. Salir del camino recto, soñar sin estar dormido, echar la siesta en un sueño y despertarme contigo". De fondo, las tumbas del Valle de los Reyes, el Templo de Karnak, beduinos, faraones, y el ureo, la representación de la diosa Uadyet, con formas de cobra erguida, atributo distintivo de la realeza. Así me explica Natacha. Nunca viajé a Egipto, pero lo veo al lado de la Cibeles, bañado por los dorados del Palacio de Telecomunicaciones, el capricho de Alberto Ruíz-Gallardón, la historia de aquellos y otros días. Ya, de regreso a casa, pienso en una receta hindú: ensalada de coliflor al curry con restos de pan. Uvas, pasas, pistachos, yogurt natural, curry, cilantro. La coliflor la compré por la mañana. Sin prisas, el tiempo baila rizado, rompiendo siluetas en las cornisas, vibra, retumba en cada uno de los edificios al pasar. Ay, Madrid, Madrí, Madriz, esa novia eterna. Y llegamos al portal, sin móvil, que descanso, los perros corriendo al ascensor, tienen ganas de cenar.

Imagen: Plaza de las Salesas/José Carlos Díez/ Twitter.


Despertar. Estopa con Amaral.

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