La hipocresía

 "Si te violan, cierra los ojos y disfruta". No lo han escuchado nunca, claro. Han comido con cubertería de plata heredada de varias generaciones, poseen títulos nobiliarios de abuelos, tíos o sobrinos y en el árbol genealógico hay masones de prestigio cuyos nombres aparecen en la wikipedia. Pues, no, para nada. Ustedes son curritos de clase media, acostumbrados a que mamá y papá les costearan la universidad, dejando el pueblo, las vacas, cabras, ganadería en general, huertos y "poleiros", para irse a las ciudades y poder enmarcar sus títulos en la pared. Con la foto de la orla, ojo. Y ya, de paso, ocasionalmente, recordar a los abuelos montados en burro o a caballo. Ya se creen alguien, son importantes. Practican tenis, golf, a ver si les cae la breva de codearse con Rafa Nadal o Amancio Ortega, y comentarlo en sus círculos sociales o redes. Que rabie el vecino y aprenda.  "Oímos solo lo que queremos escuchar e ignoramos lo que nos conviene". Así es el cerebro de selectivo. Y cuando se sienten amenazados miran para otro lado, hacen un chiste, frivolizan, hacia la derecha o izquierda, dependiendo de a que lado esté situado el grano en el culo. Verán, en la clase baja la gente habla sin filtros, sin moderación, a lo bestia, que para eso muchos no poseen ni estudios, simples oficios heredados por tradición, como mucho, graduado escolar. Dejen de parapetearse en frágiles estructuras, aterricen. Crucen los dedos si tienen hijas y que no tengan que acudir a comisaría porque lamentablemente hayan sido violadas, teniendo, encima, que abortar después o ejerciendo de madres solteras, tapando, eso sí, el hecho de que un salvaje conocido o desconocido, a veces, dentro de la propia familia, las haya ultrajado tan vilmente. No podrán vengarse por muchos sapos que salgan de sus bocas, amenazas, ley de Talión. Les espera la cárcel y sus finos culos y excelente reputación no podrían con tal castigo. Otra cosita, bebés. La inmensa mayoría de marujas, amas de casa, las fregonas, esclavas, madres, putas, con o sin papeles, para el marido, no conocen descanso. Es verdad. Y para colmo, no tienen tiempo ni para arreglarse. Por eso, en esta esfera social que conozco al dedillo, los machotes que traen los garbanzos, el turrón, van a prostíbulos y encima, lo cuentan delante de sus hijos, para sentar cátedra y esperma. Ah, que ustedes no lo han conocido. No pertenecen a la época de Napoleón, ya. Sigamos, que se me quedan los dedos tiesos como penes. De la misma manera, esos ultracatolicos, de todas las clases sociales, sí, todas, santurrones, progres, advenedizos, llegan al altar habiendo follado previamente como conejos; y ella, encima, de penalti. No vaya a nacer antes la criatura, sin papeles, el novio no cumpla y ser una vergüenza. No se preocupen, nadie se siente retratado. Todo esto lo escribió Spielberg, es ciencia ficción. Ustedes son ejemplares, de postín, pedigree, del que te vi, sí. Al margen del bien y del mal. A la vieja usanza para lo que conviene, levitan en tontería, soberbia, clasismo, moralina, lleven las bragas remendadas, de Dior, Zara o los chinos. "Un hombre nunca pega a una mujer". No debería, bajo ningún concepto. Pero, algunos de ustedes, salen de hogares con palizas a tutiplén. Aquí, mucha "gente bien" se blinda, es enorme el estigma. Recurren a la amnesia, al montaje de un pasado feliz, idílico, que nunca se dio, para cimentar, sepultar, traumas terribles que pocos niños podrán afrontar en la adultez. No, tampoco, todo es mentira. Son familias desestructuradas, poligoneras, agitanadas, claro. Váyanse a la mierda, cretinos, miserables. Lo pagarán, esa ceguera se paga, tarde o temprano, si no quieres caldo toma tres tazas. Hasta el hastío más inenarrable de este baile de máscaras. Levantando barreras, muros, que si la vestimenta, los gustos culinarios, musicales, y ya no digo ni pío si son en la cama. Decía Freud que "la heterosexualidad es aprendida", por el refuerzo, lógicamente, en el nacimiento. Todavía, esta sociedad en parihuelas, en relación al sexo, sexo sin siglas, sin banderas, sin manipulaciones, sexo, tal cual, le queda mucho por aprender, asimilar, aceptar. Uf, tampoco acierto aquí, no les toca. Por eso siguen casando al hijo o la hija sospechoso/a, o en el peor de los casos, repudiándolos en el testamento con la legítima, si se niega a ocultar sus pulsiones y hacerlas visibles, con orgullo. "Se es, pero sin que se note". A flagelarse, con cilicio incluido, venga, caminen, circulen, comulguen y a quedar bien, como un gran señor, una gran señora, que de esto va la movida. De gente "normal".

Imagen: Alliance/dpa/amp.dw.com


La mala reputación. G. Brassens

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