Des-ilusión

 Des- denota negación o inversión del significado de la palabra simple a la que va antepuesto. Desilusión implica una referencia al Narcisismo. El poder de "conocerse así mismo" es para el psicoanálisis una ilusión, así como también lo son los afectos. Para Freud, la ilusión es una creencia que se funda en la satisfacción del deseo y tiene por objeto hacer más soportable la indefensión humana. La desilusión, por contra, es el desencanto, la decepción. Guy Trobas lo designa como un acontecimiento que deja al sujeto frente a un vacío. Empecemos a desgranar y religar todo este proceso. A lo largo de este año 2020 la inmensa mayoría ha podido constatar, consciente e inconscientemente, y hasta en una trayectoria biunívoca, a modo de retroalimentación, cómo las instituciones han ido cayendo como un castillo de naipes. A nivel mundial. Muchas, hasta el momento, intocables. Lo mismo ocurría en la política con los diferentes representantes, de todas las tendencias. Ha sido un revulsivo de impacto directo sobre ideologías, conceptos, imágenes mentales, nunca el ser humano había sido sometido a una prueba de tal calibre. Dejen a un lado su experiencia en redes sociales. Les advertí en otro artículo que no todos son quienes dicen ser. Y, además, los mecanismos de defensa, cuentan, tienen mucho peso. Los de derechas no lo son tanto, los de izquierdas, tampoco. Todo es una farsa, un teatro aprendido, hablo de votantes, militantes, ciudadanos, en general. La gente ya no sabe de qué es. Y aunque les suene a caos es buen augurio. Han puesto el foco, la picota, en el cuello del político, gobierno, salpicando igualmente a la economía, sistema sanitario, educativo, religiones, etc. Es el sistema lo que queda en entredicho, lo que se cuestiona. Sí, no me equivoco. Dos mil años amamantados por la teta del Estado dejan graves secuelas. Una institución que ni los protegió, ni le deben nada. Así como las diferentes carteras ministeriales que han servido para el reparto, manejo, uso y disfrute de sus timadores, ladrones de cuello blanco y baja estofa. Pues, bien, se acabó. La película de terror ha pasado a ser comedia, sainete, entremés. Para ganar hay que perder. El Poder nuevamente ha movido ficha, no podía ser de otra manera, cazurros. Y como quien tira de un telón de teatro, nos ha planificado, de la noche a la mañana, un cambio de paradigma. A la fuerza, dictatorial, sin tregua alguna y dejando pistas. Y aunque se valen de las leyes para imponer, papel mojado. Esos fuegos artificiales hacen ruido, nada más. Los medios de comunicación han dejado de convencer aunque parezca lo contrario. Es lo apasionante de este juego. Ustedes no se imaginan este engranaje por dentro, pero sus cerebros aunque parezcan embotados han recogido numerosa información que ha calado. Y claro, se van a la cama, debatiendo con la almohada, los sueños, la parienta, el cuñado. Ay, el miedo, que inteligente es. Un boomerang. Vale para todo, para sobrevivir y para despertar. Tarde o temprano, y no a mucho tardar. Aunque no lo admitan, en este desconcierto están planificando, han comenzado a hacerlo, consciente e inconsciente, repito. No se fíen de estadísticas, de titulares, de redes sociales, de nada, solo del instinto. Ni de las noticias, menos aún. De nada ni nadie. Ni de mí, si lo desean. Acepten sus impulsos, dejen asomar al rebelde, lo hemos sido todos en algún momento de la vida. No se censuren, es un momento único para pensar por sí mismos. No les queda otro cartucho. Lo harán, inevitablemente. Y se sorprenderán diciendo: "Yo nunca fui así". Recuerden aquello de : " Hay que quemar las naves". Estrenen sus vidas. Siéntanse protagonistas de su propia novela, nadie quiere ser esclavo de por vida, por mucho que les repitan lo contrario. Luego está el aprendizaje, lógico, se dará. Ningún idioma se aprende en veinticuatro horas. No se enojen, no se juzguen, y si pasa, pasará. Recuerden, re-ligar. La cebolla va perdiendo sus capas y se llega al origen de la cuestión. Todo se muestra con ojos nuevos. "Lázaro, levántate y anda". Funciona.

Imagen: calles vacías/Peter Foley/EFE/EPA/elpais.com



Entradas populares