Rojo satén

Todos los jueves nos citábamos en aquella pensión de la calle Marqués de Pontejos. Almorzábamos en Chicote en mesas separadas, bajo el misterio y complicidad de tu mirada. Tú habías puesto las condiciones. Ya, en El Retiro, simulábamos un encuentro casual que terminaba con la misma conversación: el túnel del tiempo. Viajeros del universo, astronautas, materializados en estrellas, nebulosas transparentes, eternas, incombustibles, como los versos de los poetas. Nada nos ataba. Aquél amor resistió cuatro años. De viaje a New York decidiste hacer de Brooklyn tu residencia, empezar de nuevo. Siempre supe que sería así, de esa manera. De rojo satén, fiel a tu barra de labios de Yves Saint Laurent. 

Imagen: Red Corvette/Nico De Tito/lifeofprix.com




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