Isabel Allende

 Es uno de mis personajes favoritos. No sólo a nivel literario. Inteligente, receptiva, empatica, un animal de calor. Una capacidad para la comunicación brutal, apoteósica, Isabel Allende enamora en cuánto abre la boca. Esos ojos brillantes, deslumbran de pasión por la gente, el intercambio de culturas, los grandes contrastes de la vida. Mi primera cita con ella se produjo en la Casa de América. Vinieron más. Dotada de una poderosa intuición, te ganaba a los diez minutos de conversación. Sin tiempos, sin compases, un diamante bien pulido. Los temas, inagotables: amor, muerte, exilios de todo tipo, viajes -dentro y fuera del cuerpo-, sueños, premoniciones, gana en las distancias cortas. Destacaría esa ternura, la magia, sí, Isabel Allende es mágica. Viajera incansable, nada convencional, rebelde con causas. "El feminismo es la independencia económica", tomen nota, porque no se puede decir mejor. "Se muere en vida cuando el espíritu pierde la capacidad de volar". En solitario o en compañía el vuelo de ésta mujer es productivo, energético, incansable. Sabe escuchar, pide opinión, le interesa, te lleva, te trae, jamás se va. Clava la mirada, atentamente, sin violencia, sin frialdad, como una caricia. Es capaz de hacer vibrar hasta las cortinas. Se bebe la vida, sí, se la come a dentelladas cómo el mayor de los placeres y hace bien la digestión, sin ardores. Valiente, audaz, natural, y esa voz como agua qué fluye, relajante, en armonía. Una memoria excepcional, asombrosa: fechas, lugares, personas, no hay nada que deje en el tintero, qué delicia. Convence, es una adelantada a su tiempo, una visionaria, no lo pongo en duda. Aprendes a su lado, mucho. Es la dama del vértigo, de la adrenalina y el sosiego, la paz mental, el universo, como las estrellas brilla con luz propia, nada es prestado. Si me lo hubiera pedido la hubiera acompañado por medio mundo, con esa personalidad arrolladora, carismática. Dudo que tenga enemigos porque es un elemento difícil de vencer, de tumbar. Es una idealista con los pies en la tierra, es David contra Goliat. Una feminista de verdad, un placer de mujer, clara, sin rodeos, certera en sus apreciaciones, sabe quién es, lo que quiere y a dónde va. Y lo que no quiere, también. Es la bomba. Mira que es difícil sorprenderte ya, en éstos tiempos que corren, pero ella rompe esquemas, prescinde de ellos, no los necesita. Isabel Allende es de lo mejor que me haya pasado en la vida. 

Imagen: EFE/Archivos



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